Hay algo de metáfora en lo que sucedió ayer en el Consejo. Después de una semana de lluvias, ayer salió el sol. Y lo hizo para regalarle a la Ciudad un sábado templado con el que se olvidaron las tempestades. En San Gregorio ocurrió algo por el estilo. Las turbulencias del estirón controlado que inició Manuel Román en 2007 con la entrada del Carmen y del Polígono rompieron ayer en calma cuando los hermanos mayores, en un pleno tan innecesario como de trámite, aceptaron a la hermandad que llega del Plantinar como integrante de la nómina, algo que puede ser el punto y final de esa ampliación que ha dejado a la Semana Santa más allá del límite lógico de sus posibilidades.
Eso sí, salvo que a alguien se le vaya la cabeza. El hermano mayor de Montserrat pidió voto secreto. El resultado, -41 que sí, 10 que no y 4 abstenciones- es más unitario que el que se produjo en 2007 cuando un pleno similar aceptó al Carmen y al Polígono. Entonces hubo 36 votos afirmativos, 22 negativos y 7 en blanco. Claro que entonces las cofradías aspirantes no tenían día asignado y a este pleno El Sol ha llegado con el uniforme completo, es decir, con la jornada de destino, el Sábado Santo, puesta y entallada.
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