martes, 30 de marzo de 2010

Lunes Santo, pasado por agua



Los barrios más alejados que el Lunes Santo ponían sus pasos en la calle no pasaron por la Catedral. Podría ser el resumen de una jornada de sobresaltos en el que la lluvia apareció antes y con más fuerza con la que se le esperaba.

El Polígono de San Pablo se vio sorprendido a la altura de Luis Montoto. Ni el misterio ni el paso de palio entraron en la cercana Parroquia de San Benito ni en la de San Esteban cuya puerta de reducidas dimensiones dificultaban el acceso. La Hermandad decidió llegar al Salvador de forma apresurada y a una velocidad “de emergencia”. La imagen del Señor fue cubierta con un plástico pero la cofradía entera fue víctima de un fuerte aguacero.


El mismo que sorprendió a Santa Genoveva poco después de su salida y que obligó a regresar tras los pasos caminados. Pese a la cercanía, el Cristo – que fue cubierto – como la Virgen soportaron una ingente lluvia cuyas principales víctimas fue el cuerpo de nazarenos.

Esa misma lluvia y las previsiones ambiguas hizo que San Gonzalo – sin templos cercanos donde cobijarse – decidiera no salir al igual que Santa Marta.

Si lo hicieron, por el contrario La Redención, Vera Cruz, las Penas, las Aguas y el Museo.

Todas ellas hicieron estación de penitencia a la Catedral con relativa normalidad aunque hubo sobresaltos. El más importante lo protagonizó el capataz de la Virgen de Guadalupe, Salvador Perales, que tuvo que ser llevado en ambulancia a un centro sanitario para ser atendido de un síncope del que se recupera. El otro sobresalto lo padeció la última cofradía que pasaba por la Plaza de la Campana, a la que le comenzó a llover de forma débil pero preocupante.

Fue entonces cuando el Beso de Judas, que regresaba a su templo, aligeró el paso al igual que Vera Cruz, de la que muchos pensaban acabaría entrando en el Salvador. No lo hizo pero si volvió a casa con rapidez absoluta.

En la Catedral, las Penas, las Aguas y el Museo quedaron “atrapadas” a la espera de tomar una decisión pues el tiempo era inestable. En cuanto el cielo dio una tregua, la hermandad de las Penas de San Vicente salió por la Puerta de los Palos regresando a su templo con rapidez, al principio, y con elegante parsimonia en las últimas calles del recorrido.

Por su parte, las Aguas y el Museo prefirieron salir, para acortar recorrido, por la Puerta de San Miguel de la Catedral, que comunica con la Avenida de la Constitución. Histórica instantánea de las dos hermandades saliendo desde el templo catedralicio por la misma puerta por la que habían entrado.

Finalmente, la lluvia respetó a una tarde que comenzó realmente mal y con visos de no enderezar. Los barrios se quedaron sin visitar la Catedral. No obstante, el Lunes Santo no habrá terminado hasta que el Polígono no regrese a su casa el Domingo de Resurrección. Esta misma mañana negociará con el Ayuntamiento la hora de la vuelta a casa.

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